Audio:
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Escucha, Señor, mi justa demanda,
atiende a mi clamor;
presta oído a mi plegaria,
porque en mis labios no hay falsedad.
Mis pies se mantuvieron firmes en los caminos señalados:
¡mis pasos nunca se apartaron de tus huellas!
Yo te invoco, Dios mío, porque tú me respondes:
inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras.
Escóndeme a la sombra de tus alas;
por tu justicia, contemplaré tu rostro,
y al despertar,
me saciaré de tu presencia. |
Do. XXXII-C |